quarta-feira, 29 de setembro de 2010

La muerte de Euclides da Cunha y el proceso de Dilermando


LOS AUTOS DEL PROCESO (fragmento)

Un escándalo ocurrido en la ciudad de Rio de Janeiro de comienzos del siglo XX, con repercusiones por todo el país, fue la muerte violenta de uno de los más ilustres ciudadanos brasileños en una intriga de adulterio, en 1909. La víctima fue Euclides da Cunha, autor de Os sertões, miembro de la Academia Brasileña de Letras y del Instituto Histórico y Geográfico, corresponsal y amigo personal de la elite del país.
El inicio de la historia se remonta a un casamiento inarmónico entre el entonces joven escritor y Ana Emilia Solon Ribeiro, conocida como doña Saninha, hija del mayor y después general Frederico Solon Sampaio Ribeiro, miembro del selecto puñado de militares que proclamara la República. Con el tiempo, y a pesar del nacimiento de los hijos, las desavenencias se acentuarían. Agréguese que todo el affaire transcurrió entre militares, y de más de una generación.
El estremecimiento entre los cónyuges se convierte en notición cuando Euclides pasa más de un año fuera a cargo de una expedición de reconocimiento en Alto Purus, en la Amazonia, y al volver se depara con que la esposa está embarazada. El retoño había sido engendrado por Dilermando de Assis, cadete del ejército. Algún tiempo después de su regreso, y enterado de todo, Euclides se dirige a la casa de Dilermando con un revólver en la mano y ya entra disparando. Pero Dilermando lo fulminó con un tiro certero. Preso y procesado, a pesar de ser execrado por el país entero, Dilermando fue declarado inocente, ya que había sido agredido en su propia casa, que Euclides había invadido, y había ejercido el derecho de legítima defensa.
Los Autos del Proceso de Dilermando, que ya cumplen casi un siglo, no han sido publicados hasta hoy debido a su contenido sulfuroso, que desciende a intrigas de alcoba. Y especialmente porque, como es costumbre en tales acusaciones, el reo –así como doña Saninha-, para defenderse, testificó cosas embarazosas contra la famosa víctima. Algunas citas del proceso han sido estampadas en las páginas de varias piezas de autodefensa que Dirlermando de Assis escribiría más tarde en libros y periódicos. Por todo eso, aunque en primer lugar por su carácter inédito, su publicación integral resulta de enorme interés histórico, además de constituir una contribución a los estudios euclidianos.

Euclides y Dilermando: dos hombres, ambos oficiales del ejército, cuya ruta de colisión nadie había previsto, pero que a pesar de tener mucho en común, como veremos, recorrerían caminos diferentes.
Dilermando Cândido de Assis, futuro oficial, pertenecía a una familia de militares gauchos. Su padre, João Cândido de Assis, había sido teniente de caballería en Rio Grande do Sul; su tío y padrino José Pachedo de Assis era mayor del ejército, había luchado en la Guerra de Canudos y aparece mencionado en Os sertões; su hermano Dinorah, en el momento de la tragedia, era aspirante de la marina.
Cuando era cadete de la Escuela Militar de Rio, donde se instalara en 1903, Dilermando participó de la Revolta da Vacina (1904) [Rebelión de la Vacuna], por lo cual sufrió el castigo de expulsión, que había sido impuesto a todos los alumnos. Mientras aguardaba el indulto, Dilermando residía en São Paulo, en casa de Joaquim Nicolau Ratto, su tío materno y tutor de los dos hijos de Euclides. Dos de sus tías maternas, Angélica y Lucinda Ratto residían en la misma casa.
Cuando recibió el indulto en 1906 se reintegró al curso de formación de oficiales en Porto Alegre. Nacido en 1888, tenía diecisiete años cuando conoció a doña Saninha, en São Paulo. Era alto, rubio y de ojos verdes. Haría carrera como oficial de caballería, sería eximio en varios deportes, inclusive consagrándose como campeón de tiro al blanco del ejército, y pasaría a la reserva como general. Entre otros pasos de su carrera, sería secretario de Vías y Obras Públicas del Estado de São Paulo durante el gobierno del general gaucho Valdomiro Lima, interventor en dicho estado después de la Revolución de 1932.

De regreso de Acre, ausente durante trece meses, Euclides encuentra a doña Saninha con seis meses de embarazo. Al término del mismo daría a luz a Mauro, que viviría apenas una semana. Nuevamente queda embarazada y da a luz a Luiz, al cual, según el gran amigo Coelho Neto, Euclides llamaba “una espiga de maíz en medio del cafetal”. Luiz salió al padre biológico, rubio y blanco, mientras que los hijos de Euclides –Solon, Euclides Filho y Manoel Afonso- eran morenos de ojos oscuros como él mismo.
Dilermando y doña Saninha se conocieron en São Paulo en 1905, cuando llevó a los hijos Solon y Quidinho para internarlos en un colegio. Se hospedó en casa de Joaquim Nicolau Ratto, tutor de los dos niños y allí pasaría casi todo el año de 1905.
Ambos renovarían su amistad en Rio, amistad que se transformaría en pasión durante la ausencia de Euclides. Desde el regreso de Euclides hasta su muerte, los tres vivieron un conflicto marcado por varias situaciones extremas.
El duelo en que Euclides encontró la muerte, el día 15 de agosto de 1909, ocurrió en el recinto de la casa de Dilermando, en el suburbio carioca de Piedade. Doña Saninha había abandonado el hogar y se encontraba allá. El marido fue a buscarla y, antes de morir baleado por Dilermando, acertó dos tiros en el adversario y otro más en su hermano Dinorah, atleta y jugador de fútbol, que terminaría sus días en una silla de ruedas y acabaría por suicidarse a los 32 años.
Preso Dilermando y sometido al Tribunal del Jurado de la Justicia Civil, su abogado el criminalista Evaristo de Morais desarrolló la tesis de legítima defensa, como se puede seguir en los Autos. Finalmente en 1911 sería absuelto y una apelación de la acusación al Supremo Tribunal redundaría en la confirmación de la sentencia.
También data de 1911 una larga polémica pública sobre la tragedia, llevada a cabo por el primo hermano de Euclides, Nestor da Cunha, en la cual defiende al escritor de las revelaciones suscitadas durante el proceso. La serie de artículos fue publicada en la Gazeta da Tarde, de Rio, los días 8, 9, 10, 15, 16, 17, 19 de mayo y 12 de junio de 1911, con el título “Pela memoria de Euclides da Cunha” [En memoria de Euclides da Cunha].
Dilermando y doña Saninha se casarían enseguida y tendrían más hijos, cinco en total, contando con los anteriores: Judith, Laura, Frederico, João y Luiz. De estos dos últimos, ambos hijos de Dilermando, Luiz nació durante la vigencia del matrimonio anterior y João tenía diez meses cuando se casaron. Su hija Judith de Assis cuenta que más tarde, cuando Dilermando abandonó a doña Saninha por otra mujer, ésta reunió a los hijos y abandonó Rio de Janeiro para instalarse en Paquetá.
Pero la historia no termina ahí, habría una continuación. El 4 de julio de 1916, cerca de siete años después del tiroteo, Euclides da Cunha Filho, también militar, aspirante de la marina, le apuntaría a Dilermando dentro de la notaría del 2º Oficio de la 1º Jurisdicción de Huérfanos, donde éste examinaba los papeles del litigio por la tutela de Manoel Afonso da Cunha, disputada por los familiares de Euclides. Dilermando, por segunda vez en legítima defensa, y a pesar de recibir varios disparos, mataría al hijo tal como había matado al padre.
Nuevo proceso y nueva absolución, con el Supremo Tribunal Militar corroborando la sentencia de la Auditoría de Guerra de la Capital Federal. Evaristo de Morais se encargó otra vez de la defensa, ahora ante la Justicia Militar, como lo hiciera anteriormente ante la Justicia Civil. Dilermando pasaría el resto de su vida tratando de rescatar su reputación, porque, aunque absuelto en ambos casos, no por ello se vio eximido de la execración pública, tamaño era el prestigio de Euclides, uno de los intelectuales más célebres del país. Durante toda su vida cargaría con cuatro balas en el cuerpo, dos del padre y dos del hijo, las cuales, debido a su peligrosa proximidad a los órganos vitales, no pudieron ser retiradas.
Con frecuencia Dilermando se presentaría en público, en circunstancias diversas, para tratar de recomponer el tejido rasgado de su existencia. No se debe minimizar la saña de los medios de comunicación que, ávidos de escarnecer, no lo dejaban en paz, queriendo y consiguiendo comprometerlo. Constituyen marcos de esa trayectoria los libros que escribió, las entrevistas que concedió, las declaraciones que hizo e inclusive los trámites que siguió para recuperar el arma con que ejecutó los disparos.
En 1916 publicó su defensa en el caso de la muerte de Euclides da Cunha Filho. En 1922, en la Exposición del Centenario de la Independencia, vio su revólver exhibido en una vidriera, con la frase: “Arma con que fue asesinado el dr. Euclides da Cunha, al lado de otra arma con aura, el puñal que mató por la espalda al general Pinheiro Machado. Dilermando entonces dirige un oficio al juez de la 5ª Jurisdicción Criminal pidiendo que el revólver le sea devuelto, como es su derecho. Y protesta contra las frases, pues conforme argumenta, asesinato y homicidio con agravantes y una muerte en legítima defensa, como el juez juzgó y sentenció en dos ocasiones, escapa a esa clasificación. El caso va para el Archivo Público y de ahí para el Museo Histórico, hasta parar en manos del ministro de Justicia. Pero Dilermando se aferra a sus derechos hasta que consigue recuperar el arma, según consta en el certificado con su firma.
Mientras tanto, el tiempo no devolvería a Dilermando la reconciliación anhelada. Surge entonces su entrevista con Francisco de Assis Barbosa en la revista Diretrizes del 6 de enero de 1941. En la misma, Dilermando rectifica versiones y se queja de que la prensa lo había condenado colectivamente, sin jamás dar espacio a sus razones ni aceptar su doble absolución por parte de la Justicia.
En 1948 aparecería una autobiografía, Un nome, uma vida, uma obra [Un nombre, una vida, una obra], que describe y documenta por extenso no sólo los acontecimientos, sino también la carrera y las honras que había recibido, con innumerables declaraciones de terceros y recortes de periódicos; todo esto cuarenta años después de los sucesos. Al año siguiente el Diário de São Paulo cedería sus páginas a un material de 47 capítulos, con texto de Carlos Cavalcanti y fotos de Orlando Machado, con el título general de “Por qué murió Euclides da Cunha”, incluyendo una larga declaración suya.
En 1951 escribiría A tragédia da Piedade – Mentiras e calúnias da “A vida dramática de Euclides da Cunha” [La tragedia de la Piedad – Mentiras y calumnias de “La vida dramática de Euclides da Cunha”]. El título hace alusión al barrio fluminense donde estaba ubicada la casa de los hermanos Assis, así como al libro de Elói Pontes, publicado años antes y que él trata de refutar.
Una última entrevista de Dilermando, en esta ocasión al reportero David Nasser de la revista O Cruzeiro en vísperas del casamiento de su hija Dirce, el 20 de octubre de 1951, es relatada por ésta en O pai. La hija cuenta cómo Dilermando, en su irrefrenable afán por rehabilitarse, se involucró en un material que mezcló su retrato vestida de novia con imágenes de la fusilería y de las varias familias implicadas. Conducida con sensacionalismo, exhibiendo a Dilermando en fotos de poco decoro, el torso desnudo para mostrar las cicatrices dejadas por los tiros de los dos Euclides, la entrevista tuvo consecuencias desastrosas. Y redundó en indignidades renovadas, exposición pública y un serio desentendimiento entre hija y padre. El título del artículo era “O crime de matar um deus” [El crimen de matar a un dios]. Tres semanas después Dilermando moriría.
El propio abogado de defensa Evaristo de Morais, al publicar en 1922 Reminiscências de um rábula criminalista [Recuerdos de un picapleitos criminalista], incluyó un capítulo contando su intervención en los dos infames procesos.
Hay que enfatizar que doña Saninha, aunque asediada por la prensa, nunca hizo declaraciones, revistiéndose de una reserva altiva. La hija Judith refiere que su madre, a pesar de blandir la amenaza de revelarlo todo en unas memorias que nunca se concretizaron, apenas una vez proporcionó informaciones a Diretrizes, el 30 de diciembre de 1946.


[Walnice Nogueira Galvão, Euclidiana. Ensaios sobre Euclides da Cunha, São Paulo: Companhia das Letras, 2009, pp. 134-140]

Traducción de IMA

Um comentário:

  1. Interesantisima historia. Que triste final para uno de los máximos exponentes de la intelectualidad brasileña.....

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