segunda-feira, 27 de setembro de 2010

Un poema de Antonio Cícero


PRUEBA

Para José Miguel Wisnik

Trazada en rojo sangre, la nota, bajo
el triángulo rectángulo formado
por un pliegue en la esquina superior
derecha de la hoja de papel de oficio
pautado que soportara aquella prueba
final de matemática, lo desaprobaba.
Justa recompensa para quien en toda
clase escondiéndose en sí mismo, esquivo,
ensimismado aunque alienado
de sí, no reconoce nunca la imagen
pura que de él el duro espejo cifrado
de la matemática, al reflejar, refracta.
Se distrae oyendo sirenas, risas de mozas
allá lejos, autobuses, tranvías, bicicletas
huyendo de la escuela rumbo a nebulosos
destinos. Ve que olvidó la pluma.
Encuentra un pedazo de lápiz que con dientes
y uñas afila y, sordo a las leyes  
que alguien que no sea él mismo delibere-
genio, dios, demonio, ángel, monstruo o rey-,
se inclina sobre el cuaderno a emborronar
quizá una gramática especulativa
o una característica universal
excogitada por vía negativa
y abstrusa, y acintemente desprecia
los temas el curso los profesores
y alumnos que lo cercan y jamás capturan.
Suena la campanilla. Por los corredores
piensa en el padre, en la madre, en la abuela, en el vejamen
y en la decepción de todos. Su hastío
es enorme: desprecia la vida y la gravedad
con que la encaran. Pondera el suicidio
y se siente más leve. Puede lanzarse
desde la terraza del edificio del consultorio
de su dentista, alto sobre la ciudad.
Fuera de la escuela toma un helado un autobús
hasta la última parada, en el centro. Camina
hasta el edificio, toma el elevador
hasta el último piso, después incluso
sube un tramo de escalera y alcanza al
ocaso la ciudad ámbar a sus pies.
Decide escribir una carta o una nota
en el mismo papel de la prueba, pero dónde
está el lápiz? Lo ha soltado en la escuela.
Decide dejar el suicidio para otro
momento. Dobla el papel, desdobla,
dobla y lo suelta a dar vueltas, más vueltas, vueltas
arriba de todas las cosas, gaviota.

Traducción de IMA

Nenhum comentário:

Postar um comentário